"Fratelli Tutti" y la Filosofía de la Liberación

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El Papa Bergoglio acaba de publicar su tercera encíclica, “Fratelli Tutti”. En ella se explaya como ideólogo anticapitalista: "El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal"; lo neoliberal es un pensamiento "pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente"; "el absoluto e intocable derecho a la propiedad privada", dice, "sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados". Bergoglio señala "la fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado", y tras poner en evidencia la libertad de mercado, apostando por un mercado vigilado y planificado, solicita "la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar". Las sanciones, un método sancionador, probablemente dimanante de la Ira de Dios veterotestamentaria, y con ello efectúa un cierre sobre la sociedad que propone: una humanidad comunitarista, bajo una jerarquía sancionadora, que relegue la propiedad privada a un segundo orden. Y para que no haya duda de la toma de posición ideológica, amonesta a los que olvidaron y perdonaron: "Es fácil hoy caer en la tentación de dar vuelta a la página diciendo que ya hace mucho tiempo que sucedió y que hay que mirar hacia adelante. ¡No por Dios! Nunca se avanza sin memoria". Sigue: "Es muy sano hacer memoria del bien", añade: "el perdón no implica olvido", refrena: "la venganza no resuelve nada", y matiza: "cuando hubo injusticias mutuas, cabe reconocer con claridad que pueden no haber tenido la misma gravedad o que no sean comparables. La violencia ejercida desde las estructuras y el poder del Estado no está en el mismo nivel de la violencia de grupos particulares".


Foto la stampa 3abr2013


La Stampa, 3 de Abril de 2013, Juan Carlos Scannone muestra una foto de cuando Bergoglio era su alumno



Bergoglio, con un pensamiento extraído de la filosofía de la liberación latinoamericana, sigue, entre otros, al teólogo de la liberación Juan Carlos Scannone. Pero vamos a fijarnos en éste y en Enrique Dussel como exponentes de un pensamiento que explica el sesgo ideológico y extra-religioso, extra-místico, político, de Bergoglio, componente de una corriente de sacerdotes católicos que entendieron que el cristianismo se puede ejercitar también haciendo hablar a los fusiles y a los guerrilleros, y eligieron a los pobres como coartada, es decir, como el capital emocional sobre el que construyen el sistema de pervivencia de una religión que ahora busca el éxito en este mundo y sus problemas materiales, y execra de lo que ha sido su territorio teológico: el más allá. 


Efectivamente, en 1973 se publicó “Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana”, escrita por varios filósofos latinoamericanos, entre otros Dussel, Kusch y Scannone. Se basaron en una reacción de la periferia al centro, en un rechazo a la filosofía clásica europea, y el aupamiento del pensamiento indígena de forma pura, sin pasar por los esquemas eurocéntricos clásicos. El método común a esta corriente filosófica fue la analéctica, pero eso sí, al pensamiento eurocéntrico marxista no se le rechazó, es más, constituyó la base nutriente de esa reacción de la periferia. La propuesta básica de Dussel es que la filosofía en Europa es un instrumento de dominación, y en la periferia se convierte en un instrumento de liberación. Sin abandonar, sin embargo, la matraquilla eurocéntrica helena de “el ser es, el no-ser no es”, Dussel explica que todo lo que está fuera de las fronteras del ser central, imperial, es el no-ser, lo que carece de ser, y quien está más allá de esas fronteras es un bárbaro, alguien que carece de ser y puede ser esclavizado y asesinado. Por eso los conquistadores llegaron a Latinoamérica y la primera pregunta que se hicieron fue: ¿son los indígenas hombres o no? El proceso filosófico ha sido desde un “ego cogito”, como en Descartes, hasta un “ego conquiro”, como en Hernán Cortés. Y la reacción al “yo conquisto” ha de ser, pues, el levantamiento de esa periferia conquistada. 


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El filósofo y teólogo Juan Carlos Scannone


No menos agresivo se presenta el teólogo preferido de Bergoglio, Juan Carlos Scannone. En uno de sus últimos textos (“La filosofía de la liberación: historia, características, vigencia actual”, en “Teología y Vida”, 2009), comienza diciendo que la situación en América Latina ha empeorado respecto a los años setenta, y la opresión y explotación de aquellos años ha sido sustituida por la exclusión. La teología y la filosofía de la liberación, dice Scannone, en 1965 se preocupaba del desarrollo, en 1968 de la liberación, introduciendo a marchas forzadas la fusión del cristianismo con el marxismo, y define el subdesarrollo del subcontinente latinoamericano “como efecto dialéctico del superdesarrollo de los países centrales en un capitalismo periférico y dependiente”. La filosofía de la liberación evolucionó con la búsqueda de una filosofía americana (Salazar Bondy y Leopoldo Zea), la filosofía a partir del pensamiento indígena y popular (Kusch), la historia de las ideas en América Latina (Roig, Abelardo Ramos) y la reflexión acerca de los presupuestos filosóficos de la Teología de la Liberación, así como sobre la filosofía de Zubiri (Ignacio Ellacuría). Estos filósofos-teólogos, después de 1973, volvieron a reunirse en 2003, en Río Cuarto (Argentina), “para un diálogo renovado”, y cercano a la tesis “Otro mundo es posible” del Foro Social de Porto Alegre. En fin, Scannone se queja de que “la implosión de la Unión Soviética dejó sin contrapartida la hegemonía unilateral de los Estados Unidos como nuevo imperio mundial”. Ante ello, ante el debilitamiento del Estado, y la amenaza de la tiranía del mercado, ha despertado la sociedad civil, autoorganizada en ONGs, voluntariados, tercer sector, movimientos sociales de los sin tierra, los piqueteros, los indígenas… “nuevos agentes y sujetos históricos”. 


Mejor exponente que Bergoglio, en su encíclica “Fratelli Tutti”, para expandir esta confrontación de las periferias contra el centro, basadas en una filosofía y teología de la liberación centrada meramente en lo material, casi que no lo hay. El verdadero Papa es Benedicto XVI si se quisiera una Iglesia ya de nostalgia, casi cercenada en su gracia altermundana y divinal. Bergoglio ha venido a dar la puntilla, como un antipapa cualquiera, enarbolando, en vez de las perversiones de los papas del medievo, un entreguismo al lucifer del materialismo, al becerro cheguevarista, por darle un nombre arquetípico. Ante ello, o hay un cisma, o ya se podrá cantar que dos mil años ha sido lo que ha pervivido el misterio cristiano.


OIP

El filósofo Enrique Dussel



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