Asterix

Al final se trata, en la acepción afortunada de Richard Dawkins, de “memes”, unidades de información que se replican, y son perseguidas por otros “memes” gobernantes cuando se consideran peligrosas. En 212 antes de Cristo, en China, Qin Shi Huang mandó quemar libros y los intelectuales desobedientes fueron enterrados vivos; el emperador Constantino I, en el año 333, mandó quemar los libros de Arrio; en 1242, Luis IX de Francia, quemó 24 carros cargados con ejemplares del Talmud; en 1258, los mongoles quemaron la biblioteca de Bagdad; en el siglo XV, en Florencia, Savoranola quemó multitud de libros señalados como inmorales; en 1499, el Cardenal Cisneros quemó miríadas de manuscritos nazaríes de la biblioteca de Granada; en 1562, el sacerdote Fray Diego de Landa quemó en Yucatán innumerables códices mayas; en Argentina, a partir del golpe de estado de marzo de 1976, se ordenó la quema de más de un millón de libros, entre ellos de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry o Galeano; una anécdota que corre por Chile es la de que los militares de Pinochet quemaron libros de cubismo de la biblioteca de Neruda pensando que ”cubismo” venía de “Cuba”, la Cuba castrista. Una nueva forma de censura es la de generar índices de libros prohibidos, como en las previsiones de leyes como la de la Memoria Democrática auspiciada en España por el gobierno socialista.

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Georgescu Roegen

Nació en Rumanía y falleció, en 1994, en Estados Unidos, y su obra cumbre fue “The Entropy Law and the Economic Process”, de 1971, donde estableció fundacionalmente la termoeconomía, y que la segunda ley de la termodinámica conduce los procesos económicos en el sentido de que la “energía libre” en un sistema económico se dispersa y se pierde, generando un déficit en ese sistema. Nicholas Georgescu-Roegen se doctoró con el famoso estadístico Karl Pearson, autor del Coeficiente de Pearson, y fue alumno preferido del economista Joseph Schumpeter, en Harvard.

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Sartre gluksmann y aron

A saga of the Russian Revolution”, de 2017, nos define en su capítulo 3 del libro I, “La fe”, que el marxismo es una religión, arraigada en los dichos y comportamientos de las religiones milenaristas, desde las más ancestrales hasta las actuales: “Como profeta, Marx, al igual que Jesús, tuvo poco éxito en vida, convenciendo sólo a un puñado de seguidores, con pocas señales de una inminente resurrección alemana.

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Tzara

Y es que a finales del siglo XIX y hasta un poco más de la mitad del XX, los obreros y los revolucionarios, eran leídos, discutían con base, había que ver cómo los componentes de la Hoac cristiano-comunista, por ejemplo, en la España de la época de Franco, estudiaban a fondo los textos publicados en editorial ZYX, las mejores y más sesudas obras sobre dialéctica y marxismo. Luego llegaron al Partido Comunista una serie de gandules iletrados como Cayo Lara (incluso más espabilado que Garzón), que tomaba los textos para sus discursos de internet, por no hablar de la casi enorme lista de ignorantes que pueblan el partido socialista, antaño lleno de intelectuales de valía, y ahora con su primer representante, el presidente copión, con un dudoso doctorado. Varios correligionarios bolcheviques llegaron exiliados a Zurich: Vladimir Lenin, Karl Radek, Grigori Zinoviev y Nadezha Krúpskaya; y durante 1916 y 1917, vivieron en Spiegelgasse, número 9, muy cerca del Cabaret Voltaire, el centro dadaísta por excelencia: Spiegelgasse, número 1.

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Deleuze sartre foucault dr

En las democracias, como Chile o Colombia, esos estallidos pueden neutralizarse, y también podemos señalar Cataluña, con el independentismo violento, o EEUU, con su “Black Lives Matter”, como ejemplos de que las posiciones condescendientes, como la del socialismo español o la del democratismo norteamericano, pueden ir disipando la violencia, por falta de oposición. O bien se puede disipar con el uso ilimitado de la fuerza, cosa que por lo pronto no ocurre por el efecto en la opinión pública, que termina desarmando el monopolio de la fuerza que vertebra los Estados.

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Consideramos un coeficiente corrector, oportuno para localizar el número substancial de políticos y funcionarios que se han corrompido en un tiempo equivalente al de la vida ciudadana media de los encuestados, y calculamos un sexto del total de los sospechosos, por motivos matemáticos imposibles de reproducir en este espacio, ya solventados en varios estudios por Duncan Watts, psicólogo social: presunta y estadísticamente había habido 31.121 casos de corruptela en los últimos años en Canarias.

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1200px Italiaanse schrijver Umberto Eco, portret

Y Waroch estima que, de nuevo, se ha invertido el sentido de la marcha histórica, ha vuelto la decadencia, y "la evolución actual se emparenta de manera sorprendente al proceso que caracterizó la degeneración final del Imperio Romano de Occidente, a partir del siglo III, hasta la deposición del último emperador en 476", un proceso que se caracterizó por: A) Un caos étnico en aumento, "después del edicto de Caracalla que acordaba en el año 212 la ciudadanía a todos los varones no esclavos de las provincias, los bárbaros germánicos y los hunos comienzan a abalanzarse sobre las Galias"; B) Un gigantismo mortal, "Atacado por todas partes, su economía desorganizada, los efectivos del ejército y de la administración en aumento incesante, el Imperio agobia al pueblo bajo tasas e impuestos"; C) Un éxodo urbano.

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Sabastian klineschmidt

Y entre estos siempre se escudan los gamberros. Kleinschmidt acude a una metáfora del viejo politólogo Dolf Sternberger, que trató el tema desde 1959: “en el caso de una decisión autoritaria (autoritariv), el nudo se rompe, y en el caso de una decisión con autoridad (autoritär), el nudo se deshace de forma segura”. Si nos vamos a la descripción del clásico romano “auctoritas”, Kleinschmidt cita al filólogo Richard Heinze: ¿Cuál es la base de la validez general de la auctoritas romana?: “La sensación de que no todo el mundo entiende todo, y sobre todo no por su cuenta, genera el respeto por una personalidad en la que se encarna la experiencia superior, la pericia y el sentido de responsabilidad, combinado con el deseo de estar siempre lo más seguro posible”.

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Fichte con el yo y el no yo en oposición, entrando en contradicción y generando el movimiento tesis, antítesis y síntesis.La solución de Marx fue el materialismo dialéctico: la tesis era la propiedad del capital acaparado por la clase burguesa, la antítesis el surgimiento del proletariado, una clase creadora de valor con su trabajo, pero despojada de los medios de producción, y la síntesis el comunismo, que haría que la propiedad de los medios de producción fuera común, social, comunista.El discípulo de Karl Marx, Friedrich Engels, perfeccionó el materialismo dialéctico, principalmente en su obra "La transformación de las ciencias por el Sr. Dühring", de 1878, más conocida por el Anti-Dühring.Que todo este pensamiento que se complejifica hasta decir basta, fuera el combustible de los revolucionarios, sólo se explica por la situación histórica, con la generación de un proletariado obrero industrial, propietario legítimo de su fuerza de trabajo, al que la fuerza del pensamiento, que en aquellos tiempos se veía como si de los sabios filósofos surgieran posiciones incontestables en tanto científicas, les daba la razón, una vez los propios Marx y Engels generaban las correspondientes frases o eslóganes en los que se resumía la acción, que era simple, armarse, atacar a la elite y sustituirla incluso en su régimen de gobierno, que pasaría a ser, por la conquista de las clases, inverso al hasta entonces soportado: el poder estaría en el pueblo, en los proletarios del mundo unidos.Engels y Marx fueron recipiendarios del materialismo mecánico de Ludwig Feuerbach y del idealismo de Hegel.

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Portrait de Chrétien Guillaume de Lamoignon de Malesherbes en Président de la Cour de l'Aides

Al hacer su aparición la Inteligencia Artificial, vinculada a corrientes de megadatos, a claves irrompibles como las del Blockchain, a la posibilidad de la construcción de un hombre artefacto, unido a una IoT, Internet de las Cosas, y epistemologizado por una ontología de los objetos en la que el humano es un objeto más en una estructura de redes, en ese momento las plusvalías de la información pasan a ser pasto de los agentes de la elite, se convierten en la nueva substancia que sustituye al capital, surgen los tecnoliberales, los tecnoglobalistas, los tecnoutópicos, comienzan las discusiones de los tecnófobos con los tecnófilos, y entramos en un nuevo mundo en el que hay que reformular las preguntas kantianas (¿Qué puedo saber?

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