Intelectuales europeos y dictadura sanitaria

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La intelectualidad europea inconforme con la gestión de los problemas originados por la expansión del coronavirus, mantiene alta tensión con los oponentes. Voces autorizadas como las de los pensadores Ugo Mattei, Máximo Cacciari, Giorgio Agamben o Carlo Freccero, a las que se les enfrentan otros tándems favorables a dicha gestión y, por así decir, al club del pinchazo, como Bruno Latour o Slavo Zizec, traen a la palestra un juego de razonamientos y contrarazonamientos. La voces intelectuales que se preocupan por la filosofía política de este problema, lo hacen porque ven que se corre peligro en cuanto al uso incontrolado y malvado del panaroma vacunal. 


Veamos. La CIA planeó una falsa campaña de vacunación en Pakistán para capturar a Bin Laden. El diario “The Guardian” fue el que reveló estos extremos en su momento; con la ayuda de un médico local, se generó una campaña de vacunación en ese país para obtener muestras de ADN de los niños que vivían en el complejo de edificios de Abbottabad, donde se sospechaba que se ocultaba Bin Laden. La recogida de muestras genéticas vigilaba a familiares cercanos a Bin Laden, y se empezó a vacunar contra la hepatitis B a los niños de Abbottabad, sin que las autoridades sanitarias de Pakistán lo supieran. Tras la publicación del artículo de “The Guardian”, los talibanes prohibieron cualquier campaña de vacunación, y atacaron al personal médico encargado de ello. Un estudio financiado con una beca Ramón y Cajal, en el que participó Andreas Stegmann, publicado en el “Journal of the European Association”, detectó que por este motivo las tasas de inmunización bajaron hasta casi un 39% en la zona. Este tipo de actitudes son las que inducen a sospechar del uso torticero de un acto sanitario para otros motivos. Y es lo que preocupa a los filósofos avispados, los que, por su propia obligación de pensar, nunca se fían del Estado, de Leviatán. 


Acudamos a Italia y Francia. Leemos en “France Soir”, esta semana, que los intelectuales italianos continúan su lucha: un segundo congreso con francófonos, el 8 de diciembre, titulado "Dando herramientas a la población para prepararse para las políticas", se celebró en el Colegio Universitario Internacional de Turín, en el marco de la comisión multidisciplinaria "Duda y precaución", dirigido por Ugo Mattei (profesor de Derecho Civil y Comparado, especialista en bienes comunes, autor de “Beni Comuni. Un Manifesto”, y junto a Fritjof Capra, autor de “La ecología del derecho. Hacia un sistema jurídico en sintonía con la naturaleza y la comunidad”), Massimo Cacciari (filósofo de izquierda y exalcalde de Venecia), Giorgio Agamben (uno de los principales filósofos y ontólogos contemporáneos) y Carlo Freccero (filósofo y periodista vinculado al movimiento 5 Estrellas). Participaron médicos, abogados, físicos, especialistas en IA, antropólogos en salud pública y sociólogos. Se trató de la farmacovigilancia activa, la vacunación de niños, creación de nueva información, recopilación de testimonios, etcétera. El filósofo Giorgio Agamben expresó dudas sobre el lugar del derecho en la actual crisis social: “Debemos pasar a formas de acción más concretas. Podemos continuar la batalla en nombre de la ley, tácticamente, es posible, pero estratégicamente puede ser inútil en el sentido de que frente a un gobierno que ignora la legalidad, me parece inútil invocar derechos. Repito: ¿qué sentido habría tenido invocar derechos ante Hitler y Stalin? No tiene sentido”.


Cacciari y agamben

Maximo Cacciari y Giorgio Agamben,

foto de Nicola Porro,

en digital Stiripresure.ro


Recientemente hemos escuchado en directo a Justin Trudeau, primer ministro socialista de Canadá: “Independientemente del hecho de que estemos atacando sus derechos fundamentales, o limitándolos, y la constitución dice que es incorrecto, lo seguiremos haciendo. Básicamente es una salida que permite que la mayoría anule los derechos fundamentales de una minoría”; en un mitin le contestaba a Trudeau una participante: “No está trabajando para Canadá”, lo tildaba de traidor y se preguntaba: “¿Qué hacíamos en Canadá con los traidores? Solíamos colgarlos”.


Jacinta Anderns, primera ministra socialista de Nueva Zelanda: “Hay dos clases de personas, los que están vacunados y los que no están vacunados, y sólo tienes todos los derechos si estás vacunado”. 


El hecho de que Macron, exejecutivo de Banca Rostchild, y Draghi (mandatario no electo por las urnas), exejecutivo de Goldman Sachs, hayan incorporado el pasaporte Covid o, de lo contrario, se pierdan por quienes no lo tienen, trabajo y libertad de circulación, añade más sospechas para un repaso filosófico político del tema. 


En varias ocasiones ya hemos visto, por ejemplo, la noticia “Get boosted now”, en primera plana, a portada completa, en The Sun, The Times, The Mirror, Daily Star, Daily Express, Daily Mail, The Guardian… ¡el mismo día todos la misma portada, recomendando vacuna de refuerzo, con la misma frase! Es la muestra del pensamiento único en los "mass media" subvencionados. 


Ahora bien, la Cámara de los Lores del Reino Unido, el 13 de diciembre, dijo que las pruebas científicas son insuficientes para respaldar la vacunación obligatoria del personal del Servicio Nacional de Salud, en rápida respuesta a la cuestión planteada por un grupo de profesores del University College de Londres, en carta publicada en el “British Medical Journal”: “Como médicos y profesionales de la salud,  nos gustaría expresar nuestra oposición a la vacunación obligatoria contra el SARS-CoV-2 para cualquier grupo de personas, incluidos los profesionales de la salud. Estamos de acuerdo con el comité de la Cámara de los Lores en que no hay pruebas suficientes que justifiquen esta medida, pero el gobierno y el Parlamento no parecen estar escuchando y las vacunas obligatorias para el personal del NHS parece que serán aprobadas esta semana. No discutimos que el covid-19 pueda ser y haya sido una infección peligrosa y estamos de acuerdo en que las vacunas son eficaces en muchas situaciones.  Sin embargo, existe una gran incertidumbre sobre la eficacia de las vacunas covíricas, algunas complicaciones graves a corto plazo y una falta de datos sobre los daños a largo plazo. En esta situación, es imperativo que la gente pueda elegir con pleno conocimiento de causa si se vacuna o no”. Y advierte, tras un sesudo y experto excurso: “En cuanto a la seguridad de las vacunas, está claro que se producen efectos adversos raros pero graves y potencialmente mortales, como la trombosis y la miocarditis, y que han tardado meses en identificarse. Los daños a largo plazo serán difíciles de detectar debido a la corta duración de los ensayos aleatorios y sólo se pondrán de manifiesto en los próximos años. Tampoco hay datos sobre los grupos que podrían verse especialmente afectados por la vacuna, como los que padecen o corren el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes, y hay pocos datos sobre los efectos adversos de las vacunas de refuerzo, lo cual es significativo, ya que desde hace tiempo existe la preocupación por la exposición repetida a la tecnología del ARNm. En el caso de los grupos de edad jóvenes, en los que la morbilidad y la mortalidad relacionadas con el cóvido son bajas, y en el caso de las personas que ya han sido infectadas por el cóvido 19 y parecen tener una memoria inmunológica duradera, los perjuicios de la administración de una vacuna superan casi con toda seguridad los beneficios para el individuo”. 


De hecho, un estudio publicado en Octubre de 2021 en “The Lancet” (“Effectiveness of Covid-19 Vaccination Against Risk of Symptomatic Infection, Hospitalization, and Death”, dirigido por Peter Nordström), comparó personas vacunadas y no vacunadas de entre 1,6 millones de personas durante nueve meses en Suecia. Mostró que la protección contra el COVID-19 sintomático disminuyó con el tiempo, de modo que, a los seis meses algunos de los grupos vacunados más vulnerables tenían un riesgo mayor que sus compañeros no vacunados. Los médicos llaman a este fenómeno en los repetidamente vacunados “erosión inmunológica” o “inmunodeficiencia adquirida”, lo que explica la elevada incidencia de miocarditis y otras enfermedades posteriores a la vacuna que los afectan más rápidamente, provocando la muerte, o más lentamente, lo que resulta en enfermedades crónicas. Con todo esto, la propia pandemia, que va desapareciendo en tanto letalidad, unida al agravamiento de las medidas políticas de multitud de países, democráticos o no, dan pábulo a la preocupación filosófica de Agamben y colegas, y sobre todo, al llamamiento defensivo de Agamben, en términos de "praxis" filosófica.



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