Un artículo en el “World Economic Forum”, de Alfredo Aranda, en setiembre de 2019, alertaba de la incorporación en las izquierdas democráticas de la Moderna Teoría Monetaria (MMT): “La llamada Moderna Teoría Monetaria sostiene que los países con derecho de señoreaje, es decir, a emitir su propia moneda, no tienen que sentirse constreñidos por sus déficits públicos o niveles de deuda para generar ingresos, basta con emitir más circulante. Para sus apologetas, EE UU, Japón y Canadá no deberían preocuparse de la marcha de sus ingresos tributarios en tanto soberanos de dinero fíat, o sea, de la máquina de imprimir billetes”.
Es ésta la teoría que no utilizó el expresidente español Zapatero cuando, en la anterior crisis económica de 2008, llegó a modificar urgentemente la constitución para impedir que las administraciones del estado gastaran más de un determinado límite.
El mundo está cambiando, las economías capitalistas sufren desequilibrios y turbulencias que hacen medrar la redistribución básica de la riqueza a todas las capas de la población, de forma que surgen desequilibrios que se convierten en políticos, tal y como conviene a los radicales, que viven en y de las ciénagas de la miseria y la violencia, como corresponde a la praxis vintage marxista.
Ahora bien, estos desequilibrios, debidos en gran parte a la explosión demográfica, a su vez fruto de la explosión tecnológica, exigen una nueva reedición de la teoría económica para reordenar las interacciones de los agentes sociales y evitar un colapso. Por parte de la izquierda democrática clásica, se propone, entre otras soluciones, la MMT, y por parte de la derecha democrática se propone una política de contención, ahorro y de ir colocando tiritas en función de los desequilibrios que se van generando. Prestemos atención a la MMT.
Desde un punto de vista filosófico el dinero es una función de status a lo Searle, una función de ontología social, una forma de relación entre seres que utilizan el lenguaje reforzada por el realismo que analiza la ontología de los objetos. Pero lo que necesitamos, por lo pronto, respecto al dinero, no es una descripción y previsión prospectiva filosófica, sino una teoría de economía política, que pueda ser utilizada y afecte directamente a actos como el de disponer de billetes en un cajero electrónico, cruzar transacciones de valor y contravalor entre agentes empresariales, o disponer de víveres una vez se obtenga un salario de trabajo o un subsidio estatal, conforme al estatuto del sujeto receptor. Eso puede ser explicado por la MMT. En esta teoría, el hecho de que el Estado sea considerado como generador ilimitado de dinero, y de confianza en el dinero, ha interesado a los políticos que salen a ser votados gracias a sus fuertes medidas sociales e inversiones públicas, para lo cual es preciso aprovechar sin límites la capacidad del Estado de prometer, de endeudarse, y de captar las plusvalías empresariales vía impuestos. La MMT ofrece todas esas cosas a la vez. Pero la MMT también se ha aplicado por gobiernos populistas, y tan solo no es recibida con alharacas por la derecha conservadora apegada a una forma metodista, católica o evangelista de gestionar los flujos monetarios, un ejercicio continuado de prudencia y represión financiera.
Realmente los experimentos del gasto social ilimitado generaron, como pasó desde la república de Weimar, a un disparo hiperinflacionario, devaluaciones de la moneda y paro, en el Chile de Salvador Allende, el Perú de Alan García, la Argentina de los Kirchner, la Venezuela de Chávez y Maduro. En Chile la oferta monetaria creció un 360% solo en 1973, en Perú un 7.000% en 1989, en Argentina un 40% en 2015, en Venezuela mucho más de un 1.000% en la actualidad. Hoy día los bancos centrales están al límite de sus herramientas, al punto en que se han visto obligados a enfrentar estanflaciones, deflaciones y japonizaciones de la economía, lo que lleva directamente a pensar en la MMT.
La MMT parte de la base de que la moneda nacional es fiduciaria del Estado y "un Estado monetariamente soberano es el proveedor monopolista de su moneda y puede emitir moneda de cualquier denominación en formas físicas o no físicas. Como tal, tiene una capacidad ilimitada para pagar los bienes que desea comprar, cumplir con los pagos prometidos en el futuro, y posee una capacidad ilimitada para proporcionar fondos a los otros sectores, por lo que la insolvencia y la bancarrota de este Estado no es posible, siempre puede pagar", en definición de Éric Tymoigne y L. Randall Wray ("Modern Money Theory 101: A Reply to Critics", noviembre 2013).
El economista MMT L. Randall Wray (foto de Wikipedia)
El estado soberano, creador y detentador de la moneda, provoca unas corrientes de dinero verticales, desde sí mismo hacia los agentes empresariales y a través del gasto social, y regula los flujos horizontales de transacción de valor entre esos mismos agentes y la banca privada. En medio de todo ese equilibrio, los impuestos dominan, adiestran y sojuzgan a los agentes empresariales, acaparando sus plusvalías, y ordena unos mínimos salariales para la masa trabajadora. La fortaleza de ese equilibrio no tiene problemas en épocas de abundancia, y comienza a tenerlos cuando los agentes explotan demográficamente respecto a la riqueza existente y su distribución. La MMT provoca, a través de los impuestos, la esclavización y el acaparamiento de las plusvalías a todos los agentes sociales, empresarios y trabajadores. La promesa de poder endeudarse sin límites, pues, hace al estado soberano, solo regulado por su enfrentamiento a las economías de otros estados más eficientes. Sin que ello deje de ser así, dado que el mayor emisor de dinero ilimitado del mundo es EEUU, y los otros funcionan a su albur, desde China poseedora de la mayoría de los bonos estadounidenses, hasta la UE con sus políticas de represión financiera para poder aguantar el golpe y proteger a Alemania como núcleo europeo, nos encontramos ante un nuevo paradigma económico, la MMT, en manos de la política de izquierdas, frente a la cual solo operan unas derechas conservadoras inanes, noqueadas, sólo superables por los populismos, los únicos capaces de enfrentarse a los detentadores de la MMT izquierdistas. Y en esas estamos.
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