Ponencia Juan Ezequiel Morales en IV Meeting "Filosofía y Ética", en Gabinete Literario, Las Palmas de Gran Canaria

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IV Meeting Filosofía en Canarias

FILOSOFÍA Y ÉTICA

Resumen de ponencia Juan Ezequiel Morales

LECCIONES DE ANTIÉTICA

Juan Ezequiel Morales


Desde 2015 intentamos pergeñar una visión filosófica, naturalista y no monista, a fin de desbrozar lo que podría plantearse como una teleología del mundo desde la visión humana.


Primeramente, filosofamos sobre la naturaleza cíclica de la economía y el comercio como reflejos sectoriales del ser humano: una alternancia de la paz y el comercio con otros momentos de nacionalismo y guerra. Detrás de ello el descubrimiento de que la ética no existe, sino que se trata de una dinámica de altruismo y egoísmo plenamente calculable y, al fin, una descripción de la humanidad como humanero.


En el segundo encuentro abordamos los extremos a los que puede llegar el ser humano, que sufre una explosión de racionalidad comparable a la explosión de las especies vivas en la era cámbrica, dos singularidades conmensurables. Defendimos que el gen, la racionalidad y la técnica utilizan al humano, se basan en él para perdurar y reproducirse, y da igual que el individuo muera bien o mal, que se intente rebelar, o que se acomode a su situación. El gen, la racionalidad y la técnica seguirán su curso usando los organismos humanos que son depositarios estáticos y pasivos, como vehículos sobre los cuales estas tres circunstancias están construyendo el próximo ladrillo: el transhumano.


En el tercer encuentro postulamos al Ser Superior, no como un conjunto de conciencias individuales, sino como una conciencia en sí y para sí.


En esta cuarta intervención en el “Meeting” de Filosofía y Ética, junto a Markus Gabriel y Ernesto Castro, ahondamos aún más en que la ética no existe, sino que es la visión individual y sesgada de lo que más realmente es la imposición de reglas por y desde ese ente de nivel superior, con el cual tenemos una comunicación inconmensurable.


No es baladí el ejemplo que puso Ernesto Castro sobre la novela de Cervantes como un hito que se descubre por la fuerza de la generosidad (que dentro de su sistema es como una fuerza creadora), y que hace que Cervantes pase casi a un segundo lugar, una vez esa estructura sigue perviviendo automáticamente hacia el futuro histórico. Y también es apropiado, desde un nuevo realismo fuerte como el de Graham Harman, entender que los objetos conforman relaciones autónomas y llegan a funcionar con independencia de los sujetos. Un conjunto de sujetos viene a ser un campo objetual más, al igual que ocurre con los “Sinnfeld” de Markus Gabriel para formalizar la existencia en el mundo.



Eernesto y ezequiel en 4puertas

Ernesto Castro y Juan Ezequiel Morales, en una cueva aborigen,

con un ejemplar de "Realismo Continental", del que es autor el filósofo Castro.



Denominamos, pues, transontología a aquella ontología que trasciende al humano como individuo, y se corresponde a un ser que engloba los comportamientos conscientes e inconscientes de varios humanos, pero que entenderíamos como conciencia diferente, aunque por naturaleza se muestra inconmensurables e incomunicables entre ambas. Como las células que no se comunican de tú a tú con el organismo que conforman.


El primer paso que proponemos, para exponer una descripción de ese ser superior o humanero es el Hiperimperio, de Jacques Attali. En 2006, este economista y pensador francés, publicó “Une breve histoire de l´avenir” (Librairie Arthème Fayard), breve historia del futuro, antes de la primera crisis económica mundial del siglo XXI. El comportamiento de la historia humana, según Attali, se dirige hacia un Hiperimperio, pero no por la decisión formal de un individuo líder, sino por una corriente histórica que escapa a las voluntades individuales.


Attali hace prospectiva histórica y expone que “bajo el peso de las exigencias del mercado y gracias a los nuevos medios tecnológicos, el orden del mundo se unificará en torno a un mercado planetario, sin Estado. Comenzará lo que voy a denominar el hiperimperio, que desmantelará primero los servicios públicos, luego la democracia y finalmente los estados y las naciones”. Attali intenta definir la evolución de todos los objetos humanos, a los que denomina “objetos nómadas”, hacia un objeto único, que introducirá la vigilancia y, posteriormente, la autovigilancia, y considera que dicho objeto es “sustituto del Estado”. El objeto nómada único será integrado en el cuerpo de una manera u otra y servirá de sensor y de mecanismo de control. Las compañías de seguro parcelarán y limitarán lo que es asegurable, minimizando riesgos, y guiarán la división del humanero entre sujetos normalizados y infranómadas desechables. Una vez a los sujetos normalizados se les tenga vigilados, el segundo paso es que ellos mismos se autovigilarán con el “objeto nómada único”, y hasta el encarcelamiento será autónomo, autoimpuesto en el propio hogar, tal y como ha ocurrido en el confinamiento pandémico de cinco mil millones de personas en el planeta a la voz de “¡ya!”. Sería canónico el ejemplo, en 2013, del ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso, invitando a los ancianos a que se dieran "prisa en morir", culpabilizándolos con que deberían sentirse mal por el costo de los cuidados paliativos, atendidos por el Gobierno.


Tras hacer un recorrido por inteligencias de otras especies, que logran exponernos la naturaleza de la inteligencia como si constituyera una substancia polivalente, con diversas estructuras de aplicación, y no como una mera posesión del ser humano, sino como una materia que se desarrolla de diversas maneras en el “continuum” de todos los seres vivos, y que cuando no se entiende cómo funciona la llamamos instinto, propusimos, para ilustrar dicha naturaleza de inteligencia trans-especie, y tras-colectiva, el bien estudiado caso, entre los  himenópteros, de la avispa esmeralda, “Ampulex compressa”, que ejerce sobre la “Periplaneta americana”, o cucaracha americana, una persecución, hasta clavar tres aguijonazos neuroprecisos: la avispa persigue a la cucaracha violentamente, pica su abdomen y le inyecta un líquido paralizante, luego clava su aguijón en el cerebro de la cucaracha, y durante unos treinta segundos procede a practicar una operación de neurocirugía e introduce otra poción con dopamina; a estas alturas ya el líquido paralizante ha dejado de actuar y la cucaracha se vuelve a mover, pero de forma absolutamente sumisa y al mando de la avispa esmeralda. La cucaracha esclava sufre torturas como que la avispa le devora tranquilamente sus antenas, y la usa como depositaria de un huevo que incubará la esclava, la mete en un escondrijo que tapa, dejándola encarcelada, y en unos seis días termina de devorarla, sin que la cucaracha, para entonces totalmente zombi, haga nada por defenderse. Todo sin ir a ninguna universidad, pero en uso pleno de una sabiduría que funciona sola, a la que erróneamente denominamos instinto, ante la impotencia de explicar lo inexplicable.


Es importante que retengamos que existe este tipo de inteligencia no humana, cuyo razonamiento parece surgir fuera de la esfera del lenguaje, y es por ello que es inconmensurable, pero afirmamos que es la misma substancia, en tanto inteligencia que prosigue el curso de unas acciones determinadas a un fin, pero sin el auxilio del lenguaje hablado. No vale sustituir con el oscuro concepto de “instinto” lo que sería biológicamente un camino más veloz y complejo que el del razonamiento humano. Instinto no es una explicación completa de lo que ocurre con todos los elementos, es sólo la definición de algo inexplicable para el observador.


Ahora bien, si estudiamos a qué nivel la inteligencia humana, de carácter lingüístico, se produce y genera una zona que es colonizada por la conciencia del ser superior, leviatánico, podemos constatar que tenemos la capacidad de generar pensamientos y cambiarlos. Establecida esta capacidad, podemos detectar que tenemos pensamientos útiles, inmediatos, como levantar el brazo, levantarme de la cama, o ir en mi coche a la gasolinera. Pero alrededor de estos se generan corrientes de otros pensamientos que no se corresponden a la realidad de las acciones, sino que nos llevan por el camino de la imaginación a lugares y situaciones de todo tipo, y es ahí donde proponemos que pervive y se desarrolla la mente forastera, la mente parásita, la mente del ser superior. En neurofisiología y psicología se ha calculado que el número de pensamientos diarios de un humano occidental puede ser de 60.000 y de ellos el setenta por ciento son pensamientos rumiantes o mecánicos, de los cuales el 94 por ciento se repiten y el 80 por ciento son negativos. Ésa es la zona de los pensamientos rumiantes o mecánicos, dentro de la que se inserta y actúa la conciencia del ser superior, en una zona en la que habitan los arquetipos, que son las unidades de pensamiento del ser superior. Ese modo de pensar del ser superior, subrepticiamente inserto en nuestra esfera individual, puede hacernos creyentes en cualquier sistema religioso, enviarnos al suicidio por el bien del colectivo, generarnos fascinación por eventos masivos, generarnos un altruismo que no tiene buen fin para el individuo pero sí para el grupo… en fin, los fenómenos serían inacabables, y transcendentales en tanto vienen y se conforman y se desarrollan desde fuera nuestro, más allá de nuestra conciencia individual.


La Ética es el engrudo, el lenguaje no hablado, que rodea, conquista y acapara esa zona del 70 por cien de la masa de pensamientos, individual, pero ocupada por los pensamientos rumiantes o mecánicos, los encargados de producir la socialización, es decir, la interrelación coordinada de los actos de origen social, con origen en conciencias de nivel superior a la de los individuos humanos, en este caso.


Un tercer paso que proponemos es la observación del estudio de los denominados por la sociobiología seres eusociales y, consecuentemente, superorganismos. El sociobiólogo Edward O. Wilson indica que se puede observar que los animales que dominan la tierra lo son aquéllos que tienen un sistema social complejo: “los miembros de un grupo animal eusocial, como una colonia de hormigas, pertenecen a múltiples generaciones. Dividen el trabajo en lo que, al menos visto desde fuera, parece ser una manera altruista. Algunos adoptan papeles laborales que acortan la duración de su vida o reducen el número de sus descendientes personales, o ambas cosas a la vez. Su sacrificio permite a otros miembros que desempeñan roles reproductores vivir más y producir en proporción más descendientes. Los sacrificios en el seno de las sociedades avanzadas van más allá de los que se producen entre padres e hijos. Se extienden a parientes colaterales, entre ellos hermanos, sobrinas y sobrinos y primos en diversos grados de parentesco”. Se conoce alrededor de un millón de especies de insectos, y de ellas sólo un dos por ciento, veinte mil, son eusociales. Pues proponemos que ese paso evolutivo es el que posibilita el desarrollo de una racionalidad como la humana que, a su vez, se independizará y superará a la racionalidad humana.


Debemos retener aquí, sobre todo, la característica del altruismo en los seres eusociales, para determinar al final que no es que surja la eusocialidad del altruismo, como si el altruismo fuera un comportamiento substancial, sino que es al revés: el altruismo surge de la eusocialidad como un comportamiento estratégico. Entre los humanos, el altruismo se denomina ética o moral, en función del nivel de formalización cognitiva.


El superorganismo se define así: “la eusocialidad, la condición de múltiples generaciones organizadas en grupos por medio de una división altruista del trabajo, fue una de las principales innovaciones en la historia de la vida. Creó superorganismos, el siguiente nivel de complejidad biológica por encima del de organismos”. Wilson lo compara al mismo impacto biológico que implicó el salto de los animales acuáticos hacia animales que se alimentaban de aire, o al vuelo batido que surge en los insectos.


Un cuarto paso es el análisis de la ética del humanero a través del objeto más puramente compuesto de funciones de estatus: el dinero y, por ende, los comportamiento del comercio y el trabajo. Las conclusiones son inmensas, y llegan a explicarse que el sistema capitalista y el comunista son lo mismo, con un “continuum” donde el sistema va gestionando el egoísmo, el altruismo y a sus sujetos: las élites y las masas, como en los hormigueros o los enjambres.


De la ley de hierro de los salarios de Lasalle se llega a la queja de Trotsky en plena comunitarización de la Unión Soviética, en su famoso texto del 22 de mayo de 1936: "un país donde el único empleador es el Estado, equivale a una sentencia de muerte por inanición", justamente lo que se echa en cara al sistema del capital, que tiene fórmulas de regulación más aceptables. Pero son lo mismo. Con la literatura sociológica de Robert Michels, Wilfredo Pareto y Gaetano Mosca, adquirimos un singular y completo conocimiento del funcionamiento de las élites humanas, del humanero, que vienen a constituir una variación específica de las abejas u hormigas reina.


Un quinto paso es el estudio de una ética para humanoides, las máquinas que están hechas para alcanzar y superar las capacidades humanas. El físico José Ignacio Latorre Sentís, propone una definición avanzada del Principio de Alan Turing para determinar lo que sería una Inteligencia Artificial: “Me gustaría usar la expresión Inteligencia Artificial cuando el algoritmo es capaz de resolver un problema de una forma que los humanos somos incapaces de comprender”. La pérdida de comprensión de cómo funcionan las máquinas conforma un “caos moral”, en la traslación voluminosísima de datos a las máquinas. Si estudiamos cómo se intentó formalizar en el “perceptrón” el comportamiento lineal de las neuronas, y cómo posteriormente, en los años ochenta, se descubrió la forma de aprovechar el mecanismo natural de las redes neuronales, para posteriormente lograr contraponer en competencia unas redes neuronales con otras, generando una inteligencia artificial autónoma, tenemos el lío montado.


El perceptrón fue superado por otro concepto, el “perceptronium”, construido entre Max Tegmark y Giulio Tononi, en el que basamos la detección de la conciencia del ser superior, y que tiene una base matemática compleja, dentro de la teoría de la información y los sistemas integrados: la denominada “Integrated Information Theory”, y su coeficiente Phi Mayúscula.


Finalmente, una vez estudiemos el paso del ser individual al ser gregario, así como sus unidades concienciales cumplidoras del coeficiente Phi Mayúscula de Tononi, pasaremos a estudiar las interrelaciones de los diversos seres superiores con unidad conciencial. Podríamos afirmar, por ejemplo, que si se generan dos razas, una más moral y otra más amoral, ésta última vencerá sobre la anterior, siempre que entendamos la moral como modulación del daño al prójimo. Una raza amoral puede con una raza moral, pero ha de tener una moral con los suyos. La moral, la ética, ha de estudiarse como una relación defensiva del grupo de pertenencia, lo cual es gestionado a través del altruismo y el egoísmo.


Otra conclusión es que el relativismo moral actual, que, por ejemplo, desvincula el género de una clasificación natural de los cuerpos, es la conversión de esos instintos en un plasma moral genérico, modelable por el humanero, para luego posteriormente utilizar la socialización a su albedrío. Es un fenómeno que se activa desde que el humanero pasa de determinado volumen demográfico, con relaciones veloces en el intercambio de información, y prepara a los individuos, como ocurre en los enjambres eusociales, para ser transformados en la gestión libidinal en seres no reproductores, seres reproductores y, sobre todo, seres gozadores de las ofertas que establezca el ser superior, el humanero. Los embriones se podrán generar y hacer crecer fuera de los úteros, así como los órganos podrán regenerarse y reparar los cuerpos, en una tendencia natural al transhumanismo, revelándose el ser humano actual como un ser de mera transición.


Finalmente, la ética se externalizará a las máquinas humanoides (con programación por inteligencia artificial de deseos, pasiones, altruismos y egoísmos), en un segundo paso que hará triaje con las vidas humanas puramente biológicas, que quedarán anticuadas si no existe un derecho jurídico, de clase, o dinerario, para poder subsistir como cuerpo material con ventajas de supervivencia sobre otros sujetos a los que se le niegue la ventaja de supervivencia por mera estrategia global del humanero. Una especie de aristrocracia tecno-racial. Devendrá una lucha darwiniana entre humanos y máquinas, con tendencia a indistinguir la diferencia entre ambos. Los humanos vencieron a los trilobites y los robots vencerán a los humanos como unidades concienciales y cognitivas que gestionan información y supervivencia.


Ernesto y markus tejeda

Ernesto Castro y Markus Gabriel, en Tejeda, de espaldas a la "tormenta petrificada" que expresó Unamuno



Markus en teror

Markus Gabriel, en Teror, en la Plaza de Teresa Bolívar, 

la pariente del independentista venezolano Bolívar.

En esta plaza fue en la que Markus Gabriel pergeñó el sexto Meeting de Filosofía,

para, entre otros temas, tratar el "Problema Bastante Difícil de la Conciencia"




Ezequiel ernesto david villalba markus

Juan Ezequiel Morales, ponente de la Antiética; 

Ernesto Castro, ponente de la Ética de la Generosidad;

David Gámez, profesor de filosofía; José Javier Villalba, especialista en Xubiri;

y Markus Gabriel, fundador del Nuevo Realismo.

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