Tom

Hubo momentos de silencio hasta que Tegé decidió contarnos que el secreto era algo que él pensó haber inventado una vez, pero que posteriormente descubrió que lo había inventado Gurdjieff, el autor de “Relatos de Belcebú a su nieto”, quien ordenó a una pareja que se quería mucho que no hablaran entre sí, sino que se transmitieran todo lo que quisieran por gestos, y que los gestos fueran el dibujar las letras en el aire.

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Laboratorio3

Pensó en un tumor cerebral o en un desorden provocado por los experimentos, pero al fin detectó que el origen era natural, y generó toda la tecnología para provocar las OBE (“Out of Body Experience”, o experiencias fuera del cuerpo).

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Chiang mai tres príncipes

Me senté en una esquina del bar a degustar una sopa vegetariana recién hecha cuando una de ellas empezó a recitar una experiencia de lucidez sonambúlica ocurrida hacía unos años y, mientras la atendía, vi por el rabillo del ojo que la otra amiga saltaba como un gato a la parte opuesta de la habitación donde había localizado a alguien que aportaba información en un pequeño círculo a varios contertulios, en medio de una iluminación leve e indirecta.

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Swara yug

La vida es 16 respiraciones por minuto, 960 respiraciones por hora, 23.040 respiraciones por día, 7.741.440 respiraciones por año… la vida es 696.729.600 respiraciones en total. Practicante de Yoga Swara, o Yoga de la respiraciónInteresante observar que cuando las respiraciones se hacen más deprisa entramos en territorio de renacimiento, una técnica de hiperventilación hindú antiquísima, denominada kapalabathi, y es como si adelantáramos el periodo vital, y ciertamente, en una especie de efecto relativístico, se retorna al momento del nacimiento. Cuando se tiene la edad en la que sólo hay ojos para la juventud, la belleza y los placeres ligados a ello, es como si sólo tuviéramos ojos para las flores de primavera.

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Sadhu Asanas e1591111974510

Tras una exposición académica y una discusión abominablemente interesante sobre las formas expresivas de vanguardia, salimos todos a la calle bajando la escalera del Ateneo y, ante el temor de que el frío me sofocara, paré a mirar bien el tablón de notas, a la izquierda de la salida, y allí estaba anunciada la impartición de enseñanzas por un hombre iluminado, de nombre Shambu, que durante los cuatro siguientes días estaría en Los Realejos. Raudo acudí a Los Realejos a la mañana siguiente y, efectivamente, este hombre, rodeado de una parafernalia oriental, sumido en un estado de continua meditación y enseñanza, se empleaba en transmitir a quien lo deseaba una suerte de conocimiento místico e innominable.

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Ierapetra

Importunaba aquel ruido, no ensordecedor, pero sí continuo, de insectillos siempre invisibles y de los que el dueño del coche Skoda que tomé en alquiler, me había explicado, con una sonrisa martirizante, que se trataba de las originales del cuento en el que la hormiga trabajaba en verano, en tanto que la cigarra se empleaba en tocar la guitarra, y así terminaba ocurriendo, al llegar el invierno, que las hormigas sobrevivían, y las cigarras y sus cantares estivales desaparecían. Cuando la Dama del Tibor me llevó a Sitía, y nos vimos libres del chirriar de las cigarras del estío, un vacío inundó mi cabeza por dentro.

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1973

El 90% de aquellos que penetran el quinto velo, no serán capaces de romper el sexto”. El sexto velo, si se llega, lo es por aquellos que: “se encontrarán en un mundo de… seres que parecen sacados de cuentos de ficción y literatura infantil, y que son la fuerza real detrás de las sociedades secretas y los que dictan las órdenes a las mismas.

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Hans Baldung Grien 2

“La Ley de la Muerte”, es el título de un jugoso artículo de Bartolo Luque, físico y profesor de matemáticas en la Universidad Politécnica de Madrid, en el número de noviembre de 2021 de la revista “Investigación y Ciencia”, donde explica varios aspectos de la ley de Benjamin Gompertz, que determinó una tasa de mortalidad en función del envejecimiento, mortalidad  que obedece inextricablemente a una multiplicación por dos de la probabilidad de morir: cada ocho años se duplica, entre los humanos, la probabilidad de morir.

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Makhno

En ese entorno geo-histórico es en el que se cumple que “la poesía en Canarias de las décadas de los 70 y 80 vino de la mano de la música, sobre todo el rock y el jazz”. En lo más temprano de esa época yo transitaba la revolución cultural “que encuentra en el orientalismo uno de los escalones para ascender a una supuesta liberación individual, social, cultural, sexual, política”, con el interés de disolver las cadenas que ataban al individuo, siendo que así surgió el movimiento hippie, que derribó los mandatos monogámicos, y propuso el amor y no la guerra, en el relato del poeta Arroyo. Si echamos un vistazo a ese caldo de cultivo en la universidad canaria, las penas y alegrías del joven Tazarte marcan el vacío lisérgico de las noches y la baquicidad nietzscheana frente a unos sentidos intensos de percepción, des-aherrojándose de las represiones culturales de una España recién llegada a la libertad y al libertinaje, que para este caso son lo mismo, y que provocaba en los seres poetas que se enfrentaban a esa explosión de psicodelia y experimentaciones religiosas novedosas (no olvidemos que los chinos comunistas invadieron Tibet en los años 50 del siglo XX, y toda la sabiduría budista de las montañas se esparció por el planeta). Jim Morrison era un símbolo, y en Canarias lo fueron Carlos Ramos o Félix Francisco Casanova, todos ellos occisos por autolisis, y los cuales rondaban por innumerables sitios buscando romper los límites de la mente, ya que en la consuetudinaria polis se había conseguido la libertad. Sigo estando de acuerdo con el poeta Arroyo cuando alude a la visión del filósofo chileno Martín Hoppenhayn, discípulo de Gilles Deleuze, quien habla en su “Crítica de la razón irónica” de que Morrison y la música de ese tiempo funde lo pagano y lo ilustrado, el iluminismo de izquierda y la iluminación dionisíaca.

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Belen esteban y paz padilla

Como símbolo del calentamiento global político tenemos a una Greta Thunberg, con aspecto de la niña de la curva, que se dedica a amedrentar a los que no comulgan del todo con ese calentamiento global político. Pasemos del análisis de los enormes y graves problemas ecológicos que empiezan a producirse con la generación de vehículos eléctricos para todo el planeta, del enorme e incontestable destrozo que se hace con tanta pila de litio, por no hablar del resto de los componentes de metales raros, plásticos y aluminios que se utilizan sin tino, provocando desastres sociales en las comunidades que tienen que soportar la explotación de esos productos, por no hablar de los utilizados en las huertas solares o los campos eólicos, todos contaminadores y ultracontaminadores, excepto para el CO2, el único mal señalado por la niña de la curva, Greta, la líder simbólica que impone el decálogo político, incluido su horror hacia el que ose pedir discusiones abiertas entre ingenieros que contrasten sus respectivas tesis, pues hay que “creer” en la ciencia, y la ciencia es su ciencia oficial, con sello ministerial y todo.

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