Al parecer, es una decisión mayoritaria de las compañías de seguros en varios lugares, y es lo que ha llevado a vulnerar la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, reguladora de la autonomía del paciente, que obliga a figurar en su historia clínica “todo dato que permita adquirir o ampliar conocimientos sobre el estado físico y la salud de una persona”, de forma que se ha optado por los organismos sanitarios de las diversas comunidades a obviar si los ciudadanos de cada historial clínico están vacunados o no están vacunados contra la Covid19, para eludir el buen fin de las denuncias. Esto enlaza con la exoneración a todas las compañías farmacéuticas fabricantes de las vacunas, de cualquier riesgo indemnizatorio a causa de los efectos secundarios de las vacunas. Esta especie de perimetría alrededor de las responsabilidades de las compañías farmacéuticas y de seguros, acompañada de la desprotección de los médicos y sanitarios que promuevan la vacunación frente a sus pacientes, aun constituyendo unos hechos que pueden destrozar sus vidas profesionales, nos da idea de cómo terminar el puzle. La desprotección, por la anulación de las contradicciones a resolver en derecho, es uno de los primeros pasos para la instalación global, blindados ante las reclamaciones jurídicas, de estos sistemas que terminarán integrando nuestros pensamientos, memorias y existencias a ese monstruo leviatánico, ese ser superior tecnológico que hará desaparecer del mapa el mito de los derechos de los individuos humanos, una vez que el ser humano se diluya en un “continuum” de formas existenciales.
Es la hipótesis Gaia de Lovelock, porque la Tierra es un ser vivo que se autorregula, y eso implica concebir la Tierra como un sistema dinámico, no lineal y en el cual se van explicando las cosas no secuencialmente, sino globalmente. Lovelock cree que los humanos son un pueblo elegido, pero no por un Dios, sino que “somos una especie que ha sido seleccionada naturalmente, seleccionada para la inteligencia”.
Las ratas entraron entonces en la etapa psicológica denominada “Sumidero Conductual”, y comenzaron a tener dificultades para encontrar parejas, para situarse jerárquicamente, se aislaban las hembras que abandonaban sus cuidados maternales, y los machos daban vueltas alrededor de la comida, practicaban canibalismo, desviaciones sexuales y sufrían hiperactividad, las familias de ratas se mudaban constantemente para evitar peleas con los vecinos, y los progenitores resultaban expulsados del nido cada vez más jóvenes, la reproducción se ralentizó, empezaron a morderse y atacarse, hiriéndose en gran porcentaje, de forma que evolucionaron a negarse a luchar, sufrieron una depresión que los hacía solo comer y dormir, habida cuenta de que la comida nunca faltaba, y empezaron a no reproducirse. En mayo de 1970 nació el último ratón de Universo-25, y en 1973 la población al completo de Universo-25 ya había muerto.
Microsoft explica que estarán localizados en tiempo real el autor, todos los receptores de la noticia y todos los que la hayan reenviado. Ya una de las empresas verificadoras españolas, Newtral, en su información corporativa, indicaba en 2019: “de forma excepcional, recibimos apoyo de la UE para estudiar la viabilidad de un proyecto de inteligencia artificial aplicado a la verificación”. La Inteligencia Artificial ha empezado a funcionar sola y tomar decisiones propias, según se le prepare por sus creadores para ello en uso de los denominados sistemas de redes neuronales adversarios, y por otra parte ya disponemos de un organismo atacante, invisible, que produzca el efecto explosivo-psicosocial deseado, de forma que ha posibilitado saltarse todas las líneas rojas de los derechos fundamentales de las Cartas Magnas de todos los países, y ahora es el momento, en febrero 2021, de comenzar la implantación de una verdad dirigida por la Inteligencia Artificial, auditada gubernamentalmente, y localizados todos los emisores, receptores y usuarios del planeta. La Prueba Trinity psicosocial ha comenzado.
Overton describía en su teoría que esa ventana mira un paisaje, un rango de políticas públicas percibido por la opinión pública, dentro del cual los políticos serán siempre aceptados si siguen lo que se ve en la “Overton Window”, los políticos solo han de adecuarse a la misma para ir modificándola a su interés con los pasos y etapas anteriormente ejemplificados por Gorzhaltsán. El modelo desarrollado por Overton relataba una serie de políticas donde el rango percibido podía hacerse más libre o menos libre (entre los extremos hay incluso oposición fontal de ideas), y dentro de ese esquema se podían mover los políticos sin sufrir daños o expulsiones del sistema. El presidente del “Mackinac Center”, Jospeh Lehman, desarrolló las ideas del fallecido Overton, estableció que la ventana era inamovible por los políticos, que se acomodaban a la misma, pero hay formas de recibir modificaciones desde fuera, con los movimientos sociales, o con la manipulación social, tal y como se verbalizó por el ruso Gorzhaltsán, quien siguió los pasos teóricos de Joshua Treviño, especialista político, y consultor del ejército USA en la época de la Administración de George W. Bush.
La revista “Life”, recuerda Epstein: “anunciaba en enero de 1970 que, debido a las partículas emitidas por la quema de combustibles fósiles, los científicos cuentan con sólidas pruebas, tanto prácticas como teóricas, que respaldan… las siguientes afirmaciones: en una década, los habitantes de las ciudades tendrán que llevar máscaras de gas para sobrevivir a la contaminación ambiental… en 1985 la contaminación atmosférica habrá reducido a la mitad la cantidad de luz solar que llega a la Tierra”. De hecho, el experto Ehrlich, antepasado climático de Greta Thunberg (que extasía a filósofos como Stiegler, Bruno Latour y Zizec), y catedrático de estudios poblacionales en el Departamento de Biología de Stanford, y presidente del Instituto Estadounidense de Ciencias Biológicas, llegó a decir en 1970 sobre la devastación climática que: “Si yo fuera jugador, creo que decir que Inglaterra no existirá en el año 2000 es una apuesta segura”. Alex Epstein entrega los gráficos que indican que hay una correlación estrecha entre el consumo de combustibles fósiles, la esperanza de vida y el nivel de ingresos, en particular en aquellas partes del mundo que se están desarrollando con mayor rapidez.
Esos “chips” ya preocupan tanto a los propios neurocientíficos, que estos quieren introducir una serie de “neuroderechos”, como lo ha propuesto el Profesor Rafael Yuste en la nueva constitución chilena, a través del senador Guido Girardi. Como todo en tecnología, lo que se usa hacia un lado termina usándose hacia el otro lado, y las órdenes exo-cerebrales que llegan al ciudadano, harán que éste, como ya se augura en la mentada película “Anon”, no termine sabiendo si sus pensamientos son propios o impostados.
Sería canónico el ejemplo, en 2013, del ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso, invitando a los ancianos a que se dieran "prisa en morir", culpabilizándolos con que deberían sentirse mal por el costo de los cuidados paliativos, atendidos por el Gobierno.Tras hacer un recorrido por inteligencias de otras especies, que logran exponernos la naturaleza de la inteligencia como si constituyera una substancia polivalente, con diversas estructuras de aplicación, y no como una mera posesión del ser humano, sino como una materia que se desarrolla de diversas maneras en el “continuum” de todos los seres vivos, y que cuando no se entiende cómo funciona la llamamos instinto, propusimos, para ilustrar dicha naturaleza de inteligencia trans-especie, y tras-colectiva, el bien estudiado caso, entre los himenópteros, de la avispa esmeralda, “Ampulex compressa”, que ejerce sobre la “Periplaneta americana”, o cucaracha americana, una persecución, hasta clavar tres aguijonazos neuroprecisos: la avispa persigue a la cucaracha violentamente, pica su abdomen y le inyecta un líquido paralizante, luego clava su aguijón en el cerebro de la cucaracha, y durante unos treinta segundos procede a practicar una operación de neurocirugía e introduce otra poción con dopamina; a estas alturas ya el líquido paralizante ha dejado de actuar y la cucaracha se vuelve a mover, pero de forma absolutamente sumisa y al mando de la avispa esmeralda.
En este mes de mayo se aprobó por el Legislativo español (por todos los partidos, menos Vox) la “Ley Orgánica 7/2021, de 26 de mayo, de protección de datos personales tratados para fines de prevención, detección, investigación y enjuiciamiento de infracciones penales y de ejecución de sanciones penales”, denominada jocosamente “ley precrimen”, porque incluye cosas como que, para el tratamiento de datos personales, las personas se definen como “respecto de las cuales existan motivos fundados para presumir que hayan cometido, puedan cometer o colaborar en la comisión de una infracción penal” (artículo 9). Lo que extraña es “que puedan cometer”, lo que abre un gran desafío sobre la predicción del futuro, como en la película “Minority Report”, en la que la policía perseguía y condenaba a delincuentes antes de que cometieran un crimen.
Yuste propone los siguientes neuroderechos, a incorporar a la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948: 1) Derecho a la privacidad mental, para proteger los neurodatos. 2) Derecho a la identidad personal, para proteger a cada individuo del uso de chips o cualquier adminículo capaz de modificar su actividad cerebral. 3) Derecho al libre albedrío, para proteger la capacidad de tomar decisiones cuando las técnicas de estimulación cerebral sean masivas. 4) Derecho al acceso equitativo a las tecnologías de aumentación, de forma que no se produzcan desigualdades en el acceso a las ventajas de estos dispositivos, y evitar así la conformación de diversos niveles de humanos, unos super y otros infra. 5) Derecho a la protección contra discriminación en los cerebros humanos. El senador chileno Guido Girardi (unido al director de cine Werner Herzog, para documentar los problemas de las neurotecnologías y los neuroderechos), ha logrado implementar en la constitución chilena una propuesta de modificación del artículo 19, a fin de amparar a la mente individual frente a las neurotecnologías.